LA MUERTE
PICAFLORCITO
VENTURA CCALAMAQUI
Retablo histórico inspirado en la valerosa mujer ayacuchana Ventura Ccalamaqui (“brazo desnudo”), que en agosto de 1814, protagonizó un levantamiento popular en apoyo a las huestes patriotas, que avanzaban desde el lado de Andahuaylas hacia Huamanga al mando del Comandante Hurtado de Mendoza.
Ccalamaqui, en aquel entonces logra que multitud de mujeres se amotinen frente al cuartel realista de Santa Catalina a fin de evitar que sus hijos, hermanos, esposos y parientes reclutados contra su voluntad, enfrenten a las fuerzas patriotas. El capitán español Vicente de la Moya quien ordena colocar en la puerta del cuartel un cañón que dispararía a la multitud. Ventura Ccalamaqui, valerosamente se coloca frente al cañón pidiéndole que ordene disparar y la mate allí mismo. En ese momento tormentoso es el obispo José de Silva y Olave, apresuradamente llega y consigue tranquilizar los ánimos, convenciendo a los jefes realistas y a las bravas ayacuchanas que se tranquilicen.
Educación Peruana y los Castigos al Alumnado en los Años 70.
La letra entra con sangre.
Carnaval Ayacuchano
Taller de Mascaras y la Familia
Matrimonio Andino
Peregrinaje de la Semana Santa
Este retablo tiene una base o pedestal de madera en el que aparecen tallados dos ángeles que soportan el peso de la caja. Esta base y el exterior cuentan con un fondo blanco con decoración de flores. Al abrirse las puertas del retablo, uno se topa con la peculiaridad de que sus puertas también conforman cajas separadas en tres partes respectivamente, en las que también encontramos escenas esculpidas referentes a la fiesta religiosa de Semana Santa ayacuchana. En la puerta está representada, arriba, la entrada triunfal de Domingo de Ramos, en la que se saca en procesión una imagen de Jesucristo sobre un burro y se bendicen ramos y palmas. En el medio está la procesión del Señor de la Oración del Huerto y, abajo, la procesión del Señor de la Sentencia. En la puerta derecha está representado el Miércoles de Encuentro; en el medio, la procesión del Señor del Santo Sepulcro y, más abajo, la procesión de andas iluminadas de Pascua de Resurrección.
Es un retablo que representa la celebración de la Semana Santa en un contexto de violencia interna en que los fieles se aproximan a Cristo y a Dios para pedir el cese de la violencia, y rezar por sus seres queridos muertos o desaparecidos. La caja central tiene una gran imagen de Cristo crucificado rodeado de ángeles; en el fondo, hacia la izquierda, hay una sección de fuego en el que un arcángel está castigando a un diablo caído. A los pies de la cruz están los pobladores de la ciudad de Huamanga y los migrantes de las zonas rurales, así como huérfanos, discapacitados, viudas, etc., que rezan para sus seres queridos y difuntos. La cruz está iluminada por el Espíritu Santo, y encima se coloca una nube sobre la que reposa Dios todopoderoso, quien se muestra entristecido por la situación de violencia que se está viviendo; y el Espíritu Santo ilumina Huamanga con sus rayos.
SUEÑO DE LA MUJER HUAMANGUINA EN LOS OCHO AÑOS DE LA VIOLENCIA
Es uno de los trabajos que ha logrado, su mayor representatividad sobre el conflicto armado interno que vivió el pueblo ayacuchano y peruano, iniciada por el Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso. El retablo sintetiza los horrores más funestos de esos años de la barbarie y es un retablo que se enluta y se tiñe de sangre. Tiene a su personaje principal a la mujer huamanguina, que simboliza a las mujeres que lucharon en defensa de sus seres queridos en medio de una guerra cruenta y desigual. En el retablo se observa a la mujer huamanguina vestida de luto (negro) quien después de tanta búsqueda, ya cansada, se queda dormida en el interior de una montaña (apu o wamani) de oro, plata y cobre; allí, abrazando a sus hijos, sueña que está dormida encima de un charco de sangre, y percibe la detención de su ser querido por los militares, que está encarcelado, luego asesinado y arrojado a un abismo de tunales y cabuyas en donde los animales hambrientos lo devoran. El Padre Eterno, espantado de los hechos, manda al arcángel de Paz a recoger el alma del asesinado, mientras el padre sol, la madre luna y los cerros (apus) apenados, entre lágrimas, observan el horror del salvajismo inhumano. Un retablo que muestra la lucha diaria de las mujeres y la formación de la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú- ANFASEP, en setiembre de 1983 a lado de la Sra. Angélica Mendoza.